Los Juegos Paralímpicos, un auténtico referente para las personas con discapacidad

Desde su creación, los Juegos Paralímpicos han derribado muchas barreras, dando ejemplo de esfuerzo y diversidad al mundo

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Debido a la crisis del coronavirus, se ha aplazado la celebración de los Juegos Olímpicos (JJOO) y Juegos Paralímpicos (JJPP). Tenían que haberse celebrado en 2020, pero finalmente han tenido lugar este verano de 2021. A pesar de la antigüedad de los JJOO, un concepto que se remonta a la civilización griega y que fue recuperado en el siglo XIX, las personas con discapacidad no han tenido apenas representación en esta fiesta del deporte hasta 1960. En ese año se llevan a cabo por primera vez unos Juegos cuyos participantes cuentan con diversidad funcional. Dichos juegos han seguido creciendo y ganando relevancia a lo largo de las décadas.

¿Cómo clasificar las diferentes capacidades para una competición justa?

La gran atención mediática y social que despiertan los Juegos Paralímpicos en la actualidad a escala mundial lo convierten en uno de los eventos que más contribuye a la visibilidad de referentes con discapacidad para todos los públicos. Las capacidades son muy diversas, por lo que los Juegos Paralímpicos se rigen por un sofisticado sistema de clasificación en categorías para asegurar una igualdad real respetando el juego limpio.

Así, estos grupos se dividen en discapacidad intelectual y física (de potencia muscular, de rango de movimiento pasivo, pérdida o deficiencia de un miembro, corta estatura, hipertonía, ataxia, atetosis y discapacidad visual). Dentro de estas categorías y según el deporte, se divide a los atletas según su nivel de discapacidad.

Una de las máximas del espíritu olímpico es la igualdad para lo que se sirve del deporte como elemento democratizador. Por esta razón, los Juegos Paralímpicos no se convierten en un circuito cerrado que limite a las personas con discapacidad, sino que les abre la puerta a participar en los tradicionales JJOO si consiguen alcanzar los tiempos de clasificación exigidos en su deporte.

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Las personas con discapacidad no han tenido apenas representación en esta fiesta del deporte hasta 1960.

Es el caso del velocista sudafricano Oscar Pistorius, un atleta al que tuvieron que amputar las piernas por debajo de las rodillas y corre con dos prótesis de fibra de carbono. Se quedó a las puertas de clasificarse para los JJOO de 2008 en Pekín por menos de un segundo en su marca. Esta tarea pendiente la pudo cumplir en los Juegos de Londres 2012, donde llegó a la semifinal en 400 metros.

Susana Rodríguez, portada de Time

El pasado mes de junio, la portada de la prestigiosa revista estadounidense Time mostraba a Susana Rodríguez, triatleta paralímpica y médica con ceguera derivada del albinismo. Este reconocimiento, en primera plana, le llegaba a Rodríguez (la primera persona ciega que llega a ser médica en nuestro país) después de ejercer su profesión en primera línea de batalla durante la pandemia en España mientras seguía con sus entrenamientos diarios para prepararse para los Juegos de Tokio. Tras obtener un quinto puesto en los Paralímpicos de Río 2016, Rodríguez volvió a clasificarse para Tokio 2020, sus segundos Juegos.

Según unas declaraciones recogidas por Time, Rodríguez afirmó que sus limitaciones nunca se han interpuesto entre ella y sus objetivos: "Siempre lo intentaba hasta que podía hacerlo sin ninguna ayuda. Creo que eso es lo que generó en mí este afán de lucha".

Impacto de los Juegos Paralímpicos en las personas con discapacidad

Las ciudades que se encargan de acoger los Juegos Olímpicos y Paralímpicos han de realizar una gran inversión en construcción y renovación de infraestructuras para adecuarse a los requisitos exigidos por el Comité Olímpico Internacional (COI).

Dado que estos lugares también acogen los Juegos Paralímpicos, muchas ciudades anfitrionas se han rediseñado para hacerlas más accesibles ante la llegada de millares de atletas con diversas capacidades. De esta manera, unos juegos olímpicos pueden traducirse en una mejora a nivel de la accesibilidad de los espacios urbanos y las cuestiones sociales para las personas con discapacidad que residen ahí.

En el caso concreto de Pekín, sede olímpica en 2008, los Juegos fueron el detonante de una serie de cambios profundos en la legislación y la percepción de las personas con discapacidad. El Gobierno chino aprobó leyes para proteger y mejorar la vida de estos ciudadanos e invirtió en hacer accesibles numerosos destinos turísticos populares del país.

Por otro lado, para los Juegos de Londres 2012 el canal británico Channel 4 contrató a periodistas con discapacidad para ocupar el lugar central en las retransmisiones de la cobertura de los JJPP. De esta manera, las personas que conviven a diario con una discapacidad, tuvieron la oportunidad de narrar de primera mano los resultados de las competiciones fomentando su visibilidad.

El compromiso con la igualdad que defiende el olimpismo es hoy una realidad. Según la Carta Olímpica, declaración que recoge los principios fundamentales del espíritu olímpico, la no discriminación es uno de sus valores vertebradores. “La práctica deportiva es un derecho humano. Toda persona debe tener la posibilidad de practicar deporte sin discriminación de ningún tipo y en el marco del espíritu olímpico, que exige comprensión mutua, espíritu de amistad, solidaridad y juego limpio”. A pesar de que queda mucho camino por recorrer para alcanzar una igualdad real, los deportistas paralímpicos son los adalides del cambio. Su desempeño inspira y empodera a muchas personas a través de un ejemplo de diversidad e inclusión que llega por radio, televisión, prensa e internet a hogares de todo el mundo. Gracias a la visibilidad que el deporte de élite les otorga, el ejemplo de estos atletas tiene un poder transformador en las comunidades humanas y ciudades, haciendo soñar a la sociedad con una vida más allá de los límites.

 

Pablo Rodríguez